domingo, 29 de septiembre de 2013

LA IMPORTANCIA DE UNA PASIÓN

En la entrada de La Rueda de la Vida ya mencioné las áreas que para mi son importantes y dan sentido a mi vida, además de mi maternidad y la familia que Fernando y yo hemos creado. 
Hoy voy a hablar de una pasión que, en términos generales se refiere al arte y, en particular, a la danza.
Siempre me ha gustado bailar, aunque empece a tomar clases un tanto mayor y mi trayectoria ha sido bastante discontinua.
Hace tres años tuve la suerte de encontrar un grupo de ballet clásico para adultos y el valor de matricularme. 
Cada semana espero con ilusión la llegada de las clases porque me ayuda a dirigir la ingeniería del cuerpo que supone esta disciplina. 
Para mi, el ballet clásico no sólo favorece una consciencia absoluta del propio cuerpo,  sino que todo lo que aporta, enriquece el resto de parcelas vitales.
En clase aprendo sobre mi misma, pero también de la observación del proceso de mis compañeras y, por supuesto,  de las directrices de Cristina, la profesora, a la que nunca he visto bailar,  aunque estoy segura de que es espectacular. 
Y a ella quiero rendir un humilde homenaje desde mi blog y agradecer que, con su trato, profesionalidad, voluntad y pasión, hace que, por un momento, pueda sentir el alma de la danza,  y me sienta privilegiada por ello. 
Cristina pone un interés inusitado en sus clases; algunas de mis compañeras son profesionales, otras lo serán, pero el resto somos mujeres adultas que, en algún momento de nuestra existencia, bailamos, y retomamos la disciplina con toda la ilusión. Pero ella nos enseña paso a paso como si fuésemos futuras profesionales, nos anima y nos motiva destacando cada pequeño avance.
Y esto es lo que la hace especial dotándola de un gran mérito: su gran capacidad de trabajo.
Cristina no falta a clase, nunca enferma ni baja su nivel; es una trabajadora incansable.
Por ello, y por permitirme seguir disfrutando de la danza cuando los plazos para ejercerla como profesión han finalizado, le doy las gracias de todo corazón y le expreso mi más profunda admiración, aunque quizás nunca llegue a leer este post.
A todas aquellas personas que tiran de las demás sin claudicar, por convertirse en líderes silenciosos con su ejemplo diario.

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