jueves, 27 de junio de 2013

LO QUE SÉ DE MI

De vez en cuando, es necesario hacer un balance de nuestra vida. No quiero ponerme filosófica, pero hace años una experiencia me enseñó que, para no darlo todo en un sólo ámbito y que este falle con la consabida sensación de vacío y fracaso que deja, es necesario tener una vida completa y, para ello, pensar en las parcelas que queremos que contenga e ir completándolas con aquellas personas, experiencias, etc. que consideremos.

Actualmente, he retomado esta Rueda de la Vida con Juan, mi coach personal aunque, como os digo, vengo trabajándola en los últimos años. 

El título que le he dado a este post es el de una película de Shirley MacLaine que tengo pendiente ver, porque hace referencia a la continua experiencia de descubrirnos cada día, algo que considero no debemos dejar de hacer nunca y que es una actitud que se adquiere con el tiempo, especialmente si tienes interés en ello.

La maternidad, por supuesto, me ha mostrado aspectos de mi que no conocía, pero este autodescubrimiento lo estoy llevando a cabo desde bien jovencita, y me doy cuenta de que, en la vida que llevamos, es difícil mantener conversaciones interesantes con otras personas. Por éso, agradezco a mi coach la que mantuvimos hace unos días, ya que fue muy clarificadora para mi.

Mi rueda responde a lo que sé de mi y sé que me hace feliz, y lo muestro a continuación. Cuando se concede excesiva importancia o/y tiempo a uno de esos apartados, la estructura se desequilibra y se termina esperando que esa única parte nutra a todas las demás, lo cual no es ni positivo ni posible. Para mi, volver a crear esta rueda tras ser mamá ha sido no sólo necesario, sino sano para mi propia estabilidad emocional y volver a sentirme persona por encima de ser madre, hija o pareja.

Normalmente, cuando se han elegido los apartados que se desea tener en la vida, se les puntúa del 1 al 10, lo cual nos aporta la información referida a posibles déficits o excesos en cada uno de ellos.

Desde aquí, os animo a realizar vuestra Rueda de la Vida (lo que sabéis de vosotr@s) y, si os apetece, a compartirla, pues entre tod@s podemos enriquecernos y aportarnos puntos de vista distintos.

La mía, en este momento, es ésta. Como véis, todos los apartados están equilibrados; no significa que sea estrictamente así, pero sí tengo claro cómo puedo ser un poquito más feliz cada día. Y, eso sí, sé que mi felicidad depende únicamente de mi, aunque pueda tener algún/os apoyo/s.




lunes, 24 de junio de 2013

EL SEXTO SENTIDO (Continuación de La Esperanza Siempre Está Presente)

Cuando nos dieron la noticia de que Lucía debía llevar un aparato para sus caderas (por una supuesta displasia), se me vino el mundo encima. Algo dentro de mi se negaba a aceptarlo, y llegué a plantearme si me encontraba en la fase de negación (propia del estado de shock) o era una intuición que me advertía de que el diagnóstico era erróneo.

No me cuadraba nada: ni las formas del traumatólogo, ni las alabanzas del ortopedista hacia éste cuya opinión cambió cuando tuvo pagado el dichoso Scotti, pasando a decirnos "no sé por qué os lo habrá mandado, será por prevención". 

De la prevención, me río yo: emulando a Angelina, podemos ir extirpando aquellas partes de nuestro cuerpo susceptibles de cualquier enfermedad, y yo ya puedo comenzar a tomar un antiagregante por los antecedentes circulatorios en mi familia. En fin que, para realizar analíticas normales no hay presupuesto, pero sí para este tipo de aberraciones, como si el cáncer no estuviese en el ADN. A ver cómo se las apañan para extirparlo.
La cuestión es que, ya en la sala de espera, una mamá me ha contado lo mal que le ha ido el maravilloso aparatito a su hija: le ha torcido los pies y las piernas. Quizás era un aviso. Ya en consulta, el traumatólogo le ha realizado a Lucía las comprobaciones articulares pertinentes y, después, un segundo profesional, también se ha sorprendido por el diagnóstico, por lo que nos ha dado el alta alegremente diciéndonos que, dentro de un año, cuando la peque corra y salta, todo estará solucionado y que, si en un futuro, necesitamos volver, no será por ningún problema de cadera.

Podéis imaginar el alivio que hemos sentido, y la confirmación de ese sexto sentido que se desarrolla con la maternidad, porque una madre nunca puede hacer nada que vaya en contra de su propi@ hij@, afectando a su bienestar.

No reniego de los médicos, pero ya veréis en otro post que, hace mucho tiempo (y quizás ésto sí lo llevaba en mi ADN), opté por la medicina natural. No en vano, mi abuelo tuvo un herbolario hace décadas.

Lo mejor de esta historia, es que nuestra pequeña Lucía podrá caminar como siempre lo ha hecho, segura, libre y recta por la senda que ella elija.




domingo, 23 de junio de 2013

MALDITAS HORMONAS

Hoy voy a dedicar este post a un tema espinoso del que, a menudo, no se habla y, si se hace, es desde el resentimiento.

Cuando un bebe llega, y más aún si los padres, como es nuestro caso, son primerizos, se ha de producir un necesario reajuste de todo el sistema familiar, por el que cada uno de sus miembros adquiere un nuevo rol, y este hecho requiere un período de adaptacion a la nueva situacion.
Me preguntaréis que papel juegan las hormonas en esta cuestión, y lo cierto es que su actuación es fundamental: la supervivencia y protección del retoño, como una madre animal movida por su instinto hace con sus crías.
El problema es que esta protección se lleva a cabo de una forma indiscriminada, sin hacer distinciones, y su intensidad es directamente proporcional a la cercanía y/o parentesco de, sobre todo, aquellas mujeres del entorno. Es decir que, de repente, la suegra y la cuñada, seguidas por la propia madre, se convierten en las principales rivales por la crianza y el amor de mi hija.
Si bien es cierto que las abuelas, en ocasiones, quieren acaparar funciones que no les corresponden, las hormonas amplifican y distorsionan cada situación, aunque también, al menos en mi caso, me han ayudado a adquirir seguridad como madre y a poner límites cuando he podido sentirme invadida, aunque para ello haya propinado alguna que otra contestación inadecuada.

Siempre tuvimos claro que en la educación y crianza de Lucía intervendríamos únicamente sus padres, pues lo que los nuestros podían aportar eran ideas trasnochadas.

El primer hecho que me hirió fue la invisibilidad que adquirí para nuestras familias cuando Lucía nació. Ya no importaba cómo me pudiera sentir o si había descansado o no había sido posible; lo importante era ver a la niña y nada más. De modo que, estos atrevimientos, que yo intentaba controlar, terminaban en discusiones de pareja.
Llegué a sentir que la maternidad era algo negativo, de lo que nadie te advertía con anterioridad; no conseguía verle el lado positivo a las noches sin dormir, la constante preocupación, las dificultades de la lactancia, la deformación de mi propio cuerpo y una familia que opinaba y se entrometía en cada una de nuestras actuaciones y decisiones. Así era cómo yo lo vivía.

La inseguridad que sentía se acrecentaba cuando mi hija se iba y sonreía a cualquiera, no mostrando (al menos, así lo sentía yo) una preferencia especial por mi, su madre, como era lo normal.
Cuando el malestar se acrecentaba, yo pensaba que las hormonas se estabilizarían en algun momento y volvería a ser yo. Tan sólo habría bastado que, especialmente, mi madre o mi suegra, hubiesen reconocido en mi algún valor como madre.
Ahora, cuando otra mamá me habla de su suegra, sólo puedo decirle:
-Nuestr@s hij@s no son de nuestra propiedad (ya lo dijo Jibran) aunque, como madres y padres, tenemos derecho a decidir sobre ell@s, ya que son nuestra responsabilidad.

-Nuestra familia política no es de nuestra sangre, pero si nuestr@s hij@s. L@s abuel@s tiene derechos sobre sus nietos, especialmente en lo que afecto se refiere.

-Es importante recuperar nuestra vida en todos sus ámbitos (ya hablaré más adelante sobre ésto) y en el mayor porcentaje posible, recordando que, por encima de madres, somos mujeres y personas.

-Al igual que para mi es importante mi familia, también lo es para mi pareja la suya.

-La rivalidad está dentro de mi, no fuera. Las mujeres de mi entorno únicamente son un espejo en el que se refleja este conflicto interior.

-Por muchos regalos que le compren a mi hija, una madre es insustituible.

Con este post, además de expresar lo que he experimentado durante este tiempo, desde que Lucía nació, quiero reivindicar que todo tiene un proceso, que es importante respetar y que, por supuesto, no se puede privar a un@ niñ@ del cariño que su familia le profesa.
Como todo, es una etapa nueva de nuestra vida que nos ayuda a evolucionar, por lo que hay que vivirlo con paciencia y con humor. Y hoy puedo decir que nuestras familias son estupendas y valiosas, porque siempre están cuando las necesitamos y nos quieren incondicionalmente.



jueves, 20 de junio de 2013

RAZONES Y PORQUÉS

En este post, voy a comentar los principios en los que Fernando y yo nos hemos basado para criar a nuestra hija. Con ello, no pretendo sentar cátedra, ya que somos primerizos en todo, sino simplemente  compartir las creencias que nos han motivado a hacerlo de ese modo.

-Lactancia materna (siempre que puedas, ¡ja!, cómo si esto fuese la lotería o el deshoje de una margarita). Hasta dónde tengo conocimiento, la mujer es un mecanismo de una precisión perfecta para amamantar a sus hij@s. No creo que la lactancia sea algo fácil, y menos aún prolongarla, pero los beneficios y los momentos únicos que he compartido con mi hija, bien han valido el esfuerzo realizado. Más tarde, aprendí la diferencia entre las succiones nutritivas y no nutritivas y todas las emociones y sensaciones positivas que se trasmiten a través de la lactancia, lo cual suponía una motivación extra a la labor.

-Utiliza la teta de chupete. Afirmación absurda donde las haya. 
Fernando y yo decidimos prescindir de chupetes y biberones. Uno de los motivos, fue la prescripción facultativa para que no interfirieran en la lactancia, y otra que, de un hábito no adquirido, no hay que deshabituarse. La tercera razón es que yo fui usuaria de chupete hasta que lo perdí con ¡¡cinco años!!, y no deseaba un destete artificial tan tardío para Lucía.

-La leche artificial, esa gran fuente de nutrientes. Vamos que, en breve, nos la prescriben a tod@s por ser población de riesgo de raquitismo, beri-beri o escorbuto.
En relación a este aspecto, me gustaría comentar que, la semana pasada, asistí a una formación en lactancia para profesionales en un centro de salud. Todas las sanitarias que allí se encontraban, se declaraban partidarias de la lactancia, y me sorprendió sobremanera el comentario de una de ellas: "Defendemos la lactancia, y la recomendamos, pero no que sustituya ninguna comida". Vamos a ver si ponemos orden: la leche materna pierde toda su importancia (y se transforma en algo cuasi tóxico) a partir de los seis meses, porque no contiene hierro, pero la leche de continuación es perfecta. Si sustituimos la nuestra por esta mezcla, no problem. Perdonen, pero a mi esto me chirría por todas partes. Personalmente, los biberones de mañana y noche, se me antojan métodos de engorde. Y, por otro lado, si tod@s sabemos que la leche materna se caracteriza por su rápida asimilación, que alguien me explique como este líquido elemento puede sustituir a ninguna comida más allá de los doce meses, cuando un@ niñ@ no se va a conformar con llenar su estómago unos minutos, que es lo que va a tardar la leche en digerirse.

-Coman todos los mismo, por favor. Pues, eso, cuando comenzamos con la alimentación complementaria, no adoptamos la mágica rutina diaria de papillas de frutas y purés de verduras con carne o pescado. Optamos porque Lucía masticara y fuera probando los diferentes alimentos. Esto, claramente, alarma a l@s usuari@s de la rutina citada, pues las cantidades que un bebe mastica (y es capaz de hacerlo a la perfección con sus encías) son considerablemente menores que si se opta por (la mezcla de un plátano, una naranja, una pera y dos galletas pasados por) la batidora.

-La leche de vaca, esa gran (y única) fuente de calcio. De la que también hemos prescindido, y ese importante mineral lo obtenemos de otros alimentos, como las leches vegetales, los pescados, los cereales o los frutos secos. En la variedad está el gusto. La tan venerada leche de vaca aumenta la cantidad de moco, es incompatible con el ser humano, por lo que cada vez son más l@s niñ@s que presentan intolerancia a la lactosa, y lo que me resulta más gracioso es que se le atribuya el defecto al@ niñ@ en lugar de explicar que nuestro aparato digestivo no está preparado para asimilar los nutrientes de una especie diferente a la nuestra. Si no, también podríamos tomarnos la concha de la ostra o las virutas de un hierro.

-Colecho o mete a tu hij@ en tu cama y, en unos años, también tendrás que meter a su pareja (jajaja, me parto): nuestra cama de matrimonio es cama familiar desde que nació Lucía. Al principio, me daba miedo por sí la aplastábamos, pero el instinto actúa como protector. Más adelante, estamos tranquilos porque comenzó a quejarse si algo le molestaba. Optamos por el Colecho porque nos gusta dormir con nuestra hija, porque ella descansa fenomenal, porque percibo a cada momento si algo le ocurre y porque, cuando pasen los años, ella emigrará a su habitación y, lo que no hayamos dormido juntos los tres, no podremos recuperarlo. Además, a partir del sexto mes ha pasado noches difíciles con la dentición y, por propia supervivencia, no podía pasarme las noches de vigía. Además, como os he comentado, no somos usuarias de chupete, lo cual erige a mama como única fuente de consuelo.

Somos felices haciendo las cosas del modo en que las hacemos, no seguimos a ningún profesional, tan sólo a nuestro instinto teniendo en cuenta lo que Lucía demanda.

Y vosotr@s, ¿cómo queréis a vuestr@s peques?

martes, 18 de junio de 2013

LUCÍA, MI GUÍA

Desde que Lucía llegó a nuestras vidas, el rumbo de la mía adquirió una nueva dimensión (y la de Fernando también, pero de éso debería hablar él), y sentí que ya su dirección no dependía exclusivamente de mi. Es como si lo que yo decidía, tuviese que pasar un filtro, el de mi peque, para aprobar o no la iniciativa surgida.
Supongo que otras madres han sentido lo mismo. Poder disfrutar de mi hija las 24 horas del día desde hace casi quince meses, ha sido el mejor regalo que la vida podía darme, porque no es lo mismo experimentar con ella cada momento y progreso, ser la primera en escuchar sus balbuceos, en ver su sonrisa, en descubrir la expresión de la fuerza de sus músculos cuando consigue cambiar de posición,... que escucharlo de otras personas. Siento que la vivencia de estos acontecimientos no tiene precio, y me considero afortunada por haber sido la espectadora vip.

Pero, volviendo al tema de la dirección vital, decir que me encuentro en un momento importante y decisivo de mi existencia porque mi trayectoria profesional ya no está determinada por mi deseo de mayor o menor realización, sino por conciliarla con el cuidado de Lucía. 
Como tantas otras madres que navegan por la red, el nacimiento de mi hija ha cambiado el rumbo de mi vida, en definitiva, hacia dónde ella decida y, de momento, es hacia su acompañamiento, su sostén y apoyo en su desarrollo y crecimiento. Y, para mi, ésta es la mejor empresa que he podido llevar a cabo, en ninguna otra actividad me he sentido tan implicada como en mi maternidad, renunciando a mi misma (como dicen los místicos, "anulando el ego") cuando ha sido necesario y volviendo a recuperarme como persona y como mujer cuando mi hija, por los logros alcanzados, me lo ha permitido porque, por mucho colecho que practiquemos, por mucho que cojamos en brazos a nuestr@s hij@s, he de decir que, tarde o temprano, volarán. Ya hablaré más adelante del apego seguro y de los métodos de crianza que Fernando y yo, como padres y primerizos, hemos practicado y seguimos llevando a cabo.

De modo que, a día de hoy, debo decir doblemente: ¡Hágase tu voluntad (Lucía)!


viernes, 14 de junio de 2013

MI HIJA, L@ MEJOR

Mi hija es la mejor, LA MEJOR para mi, porque es el fruto de la unión de dos personas que se aman, porque es la expresión manifiesta de ese sentimiento, que se intensifica cada vez que la veo. También es la mejor porque la hemos esperado y recibido con los brazos abiertos, aceptándola absolutamente.

Pero no es la mejor por encima de las demás. Lo que siento por mi hija puede extenderse hacia la comprensión de lo que otras madres sienten por las suyas, sin supremacías.

L@s niñ@s son el futuro y, para mi, lo más valioso. De lo que "plantemos" en ell@s, dependerá no sólo el futuro, sino un nuevo mundo y una nueva sociedad.

Además, mi hija es LO MEJOR que me ha ocurrido, cada día doy gracias porque inunde mi vida de ilusión y de alegría, aunque las lecciones en ocasiones sean duras. De todo se aprende.

Y, siendo la mejor y lo mejor que tengo, yo también intento ser la mejor madre para ella, su sostén y apoyo siempre que lo necesite.

Vivan l@s niñ@s de todo el planeta!! 

Vivan tod@as las madres y todos los padres!!

jueves, 13 de junio de 2013

PARA CRIAR A UN@ NIÑ@, HACE FALTA UNA TRIBU

Y que verdad es.

Desde el embarazo, compartir mis sensaciones, sentimientos y momentos con otras mujeres que se encontraban en la misma situación, ha sido estupendo (no con aquellas que aprovechan la tesitura para hablarte de su experiencia). Ha supuesto recorrer parte del camino juntas, y digo parte, porque las circunstancias personales de cada una, así como las creencias, han determinado que la duración del encuentro sea más o menos dilatada.

Una vez nacida Lucía, ha resultado igualmente útil el contacto con asociaciones de lactancia y crianza, así como la participación en actividades con bebés, como el yoga para mamás y bebés, o los encuentros de fin de semana.

Porque, cada día más, encuentro que otras mamás me entienden, ayudan y apoyan más que mi pediatra o mi enfermera. Ellas saben buscar y encontrar soluciones a dificultades cotidianas, y su apoyo, como digo, es incondicional.

Considero que la "crianza en comunidad" es una de las mejores formas de criar y educar.  Ya se ha perdido, pero diferentes grupos están proliferando en esta dirección, y el enriquecimiento mutuo en este sentido es incuestionable.

A continuación os indico referencias de los grupos que me han ayudado en algún momento por si os puede venir bien contactar con ellos:

-Parlacta.
-Getalma.
-La Liga de la Leche.

LA ESPERANZA SIEMPRE ESTÁ PRESENTE

Durante esta semana no he tenido ganas de escribir porque el lunes nos dieron una noticia que, para mi, fue terrible: la displasia de cadera de Lucía había avanzado y era necesario colocarle un aparato.
El mundo se me vino encima, no podía imaginar a mi pequeña, portadora permanente de alegría y acción, limitada en su movimiento por un amasijo de hierros.

Lo primero fueron las formas del traumatólogo, ausente de tacto a la hora de informar. Salí de la consulta paralizada y, cuando pude reaccionar, me eché a llorar.
Estos días han sido especialmente duros para mi, pero más llevaderos por el apoyo recibido de nuestras familias, por supuesto, de Fernando hacia mi, y de nuestros amigos Eva y Yoan, Francisco y Arancha, Laura y Carol.

Mi temor y mi rabia proceden del hecho de que la displasia es de nacimiento, la pediatra del hospital ya la detectó el segundo día de vida, y no podía entender cómo habían esperado tanto, a que Lucía anduviese y, además, en verano.

Después de tanto llorar, estoy pensando que el aparato ha de ser nuestro amigo, pues va a solucionar el problema que Lucía presenta en este momento (que no es otro, por otro lado, que una rotación de la cadera que una carrera de danza clásica agradecería sobremanera), y así se lo tengo que plantear.

Lo que más me atenaza es el día en que salgamos de la ortopedia con el aparato colocado, y cómo se lo tomará mi pequeña. Como l@s niñ@s son supervivientes por naturaleza, seguramente lo lleve mejor que su mamá, que estará en todo momento apoyándola.

Un rayo de esperanza, además, ha inundado nuestras vidas, cuando ayer el acupuntor al que voy, nos dio buenas expectativas sobre la evolución del trastorno.

Por todo ello, intento que la ilusión haga sombra al miedo, y salgamos victoriosos de esta lucha, mirando al futuro con un rayo de sol como muestra esta foto de Lucía.


domingo, 9 de junio de 2013

TETICA RICA

Este post está dedicado a nuestr@s amig@s: Eva y Yoán, Francisco y Arancha, Javi y Marta, Blanca e Isaac. El título surgió de una de nuestras reuniones a las que, por supuesto, siempre ha asistido Lucía y, claro está, la teta ha sido dada y tomada allí donde nos encontráramos: un restaurante, una terraza, un centro comercial, una despedida de solteros, una boda, un juicio,...

En fin que, sin desmerecer los espacios de lactancia creados para tal fin, Lucía ha sido amamantada en cualquier espacio exterior o interior, porque no hay nada más hermoso que la imagen de una madre con su bebé en estas circunstancias.

Cuando me quedé embarazada, apenas sabía nada de lactancia; pensaba que ésta debía durar seis meses y, después, se continuaba con biberón.
Motivada por este desconocimiento, Fernando y yo acudimos a Parlacta, donde vimos a un niño mamar con más de doce meses pero, en ese momento, esa imagen no nos impactó. Cuando nació Lucía, comencé a asistir a las reuniones de Getalma, asociación de apoyo a la lactancia y la crianza con apego. Como no es lo mismo ver escenas similares antes de encontrarte en la situación que cuando ya estás en ella, me impresionó muchísimo ver a una mamá amamantar a su hija de 3-4 años y más aún oírle decir que hacía tándem; es decir, que, además, amamantaba a su hijo de un año.

En ese momento, desaparecieron los biberones de mi mente y, después, comencé a asimilar conceptos como baby-led-weaning.

No he sido partidaria de chupetes ni tetinas, en base a que, si no iniciábamos un vicio, luego no tendríamos que deshacer el camino recorrido (erróneamente).
Podíamos haber sucumbido a la toma del famoso suplemento porque, para la mayoría de l@s pediatras, la leche materna nunca es suficiente. Afortunadamente, nuestra enfermera siempre nos hablaba de suplementos con leche materna.

Si bien es cierto que sacar una lactancia adelante es un proceso muy duro, también lo es que se trata de una experiencia muy gratificante y maravillosa que, lógicamente, quién no opta por esta alimentación, se pierde.

Pero, ante todo, considero que la crianza ha de ser respetuosa, porque cada madre intenta hacer lo mejor por y para su peque (aunque sigo sin entender cómo un recién nacido puede mamar cada tres-cuatro horas, teniendo en cuenta que la leche materna se digiere con suma rapidez, y en unas dos horas máximo vuelve a ser necesario amamantar. Ah, sí, claro, será por el chupe, un sustituto del pezón; ahora lo entiendo: así, el bebé aguanta más. Entonces, no sé por qué se dice "utiliza la teta de chupete" cuando es al revés).

He disfrutado, y aún disfruto de la lactancia materna, es un mecanismo perfecto para la alimentación del propio bebé, de tu bebé, que proporciona a su organismo todas las sustancias imprescindibles para su supervivencia y desarrollo.

Lucía, a punto de cumplir 15 meses, continúa bebiendo oro líquido, y ambas estamos felices por este hecho. Cuando, en algún momento (pocos, la verdad), se ha encontrado malita, la teta ha obrado el milagro de la recuperación fortaleciendo su propio sistema defensivo, sin necesidad de recurrir a ningún medicamento o sustancia química.

Por tanto, me declaro defensora a ultranza de la lactancia materna, y de la prolongación de la misma hasta que el/la niñ@ y su madre decidan, pero el resto de opciones es merecedor, para mi, del mismo respeto. La mejor alternativa es la que la madre decida (y el padre, claro está, pero sobre todo ella, que es quién amamanta), puesto que su instinto le va a guiar hacia lo mejor para ella y su bebé de acuerdo a las circunstancias que a ambos rodean.

Por tanto, gracias a nuestr@s amig@s por apoyarnos y por no cuestionar ni criticar en ningún momento nuestra forma de crianza. Me quito el sombrero:

¡Va por ustedes!


 

viernes, 7 de junio de 2013

DETRAS DE UNA GRAN MUJER...

En mi caso, hay un gran hombre y una gran persona.
Desde que vi a Fernando por primera vez, me gustó por lo respetuoso y sensible hacia la otra persona.
Somos muy diferentes, él tan analítico y yo, llena de proyectos e ilusiones. Quizás sea esa la clave de nuestra relación.
Desde el primer momento, quiso tener hij@s conmigo, lo tenía clarísimo. Y es el mejor padre que podría haber encontrado.
Confía plenamente en mi y me apoya en todo momento, tanto en mis iniciativas personales, como en todo aquello que hago con nuestra hija.

Aunque el bebe sea el único protagonista cuando nace, la madre se sienta relegada y el padre invisible, su presencia es crucial. Sin él, nada sería posible. Ya no hablo del encuentro de dos células XY, sino de todo lo que viene después. Él aporta estabilidad al hogar, seguridad y solidez a la pareja, y llena de amor nuestros corazones, el de Lucía y el mío, con todas las enseñanzas que proporciona este sentimiento.
Lo mejor de tener una pareja así y de valorarla, es que te enamoras de él una vez tras otra.

Yo no cambio.

13/2/13

La numeración de esta entrada obedece a la fecha de hoy: 7/6/2013.

Si sumamos el día y el mes, nos da 13, igual que las dos últimas cifras del año en el que estamos y, si sumamos todas las cifras, el resultado reducido es 1 (7+6+2+0+1+3 = 19; 1+9 = 10; 1+0 = 1).
No soy numeróloga, y tampoco tengo muchos conocimientos sobre este arte pero, quién no ha sumado las cifras de las matrículas de coches para ver el resultado alguna vez. Al menos, yo lo he hecho bastante.

La cuestión es que el número 1 indica un nuevo comienzo, el inicio de nuevos proyectos, y hoy se ha celebrado el juicio por mi despido. Independientemente de cuál sea la sentencia, hoy comienza una nueva vida para mi, con nuevas ilusiones, nuevos retos y nuevos proyectos.

El resultado no depende de mi, de modo que sea quien Lucía me indique el camino a seguir como lo ha hecho hasta ahora.


LAS PIEDRAS DEL CAMINO

Lo que me ha resultado más difícil en el tiempo que Lucía lleva con nosotros, ha sido:
-La lactancia.
-Las críticas.
-El despido.

La lactancia, porque Lucía, a pesar de nacer a término, no llegó a los tres kilos, y desde el primer momento, decidió crecer a su ritmo (como cualquier otro bebé) y nosotros, como padres, decidimos que no íbamos a modificar su curva con ningún suplemento. Aún recuerdo cuando mi padre me dijo: "Hija, a lo mejor tu leche no vale", y yo le dije que ese comentario, sin ningún fundamento, no me lo esperaba de él.
No sabía nada de lactancia, y todo el mundo opinaba, no dando, precisamente, buenos y positivos consejos.

Las críticas que más daño hacen son las que provienen de aquellas personas a las que se está unid@ por lazos de afecto y ellas, quiero pensar que con la mejor intención opinan sin que se les haya pedido, y tratan de imponer una sabiduría obsoleta adquirida hace décadas.
Unida a las críticas, he sentido la falta de reconocimiento y el daño de las comparaciones.

Tres semanas después de que naciera Lucía, recibo una llamada de RR.HH. de mi empresa para comunicarme mi despido. ¡¡¡En la baja maternal!!! Y de un organismo público. Aunque ha sido una suerte para mi y aún más para Lucía, no dejó de ser una injusticia. Hoy tengo el juicio.

SOMOS UNA FAMILIA

Supongo que ésa es la sensación que tiene toda pareja cuando vuelve del hospital con su peque en brazos.
Nos dieron el alta a las 48 horas de dar a luz. En planta, la cosa había sido un poco más dura, el trato no era el mismo que en paritorio y, yo, con una borrachera de hormonas, no estaba segura de haber asimilado todos los conceptos que me habían explicado en ese corto tiempo.
Recibimos decenas de visitas, y especialmente me alegró tener noticias de tod@s mis prim@s, con los que no tengo una relación estrecha, pero sí un cariño especial.

Ya en casa, echaba de menos que Lucía estuviera en la tripa, donde íbamos las dos cómodamente a todos lados. Ahora estaba fuera, y dependía íntegramente de mi.
En otro post os escribiré de las dificultades que fui encontrando en las primeras semanas e, incluso, meses.

MI MÁS PROFUNDA ADMIRACIÓN

Me apetecía realizar un reconocimiento a ciertas mujeres que, además, son amigas o familiares, por su buen hacer en la crianza con sus hij@s.
La primera de ellas, es mi prima Isabel, madre de tres hij@s que ha sabido compaginar su vida profesional con la personal. Es titulada superior y consiguió entrar en la empresa pública cuando su tercer hijo era pequeño.
Siempre ha sido un ejemplo de madre para mi, aunque demasiado estricta para mi forma de ser. Ha conseguido sacar lo mejor de sus hij@s y pienso que también de sí misma.

La segunda es María que, siendo una artista, renunció a la práctica de este arte con el que nos deleitaba a tod@s por cuidar de dos peques precios@s cuya imagen en facebook, corriendo por el campo, refleja la felicidad que sienten. Éso es que lo estás haciendo genial, María.

La tercera es mi amiga Carmen, madre de familia numerosa, tiene amor para toda ella, así como también para las amigas. Siempre tiene una palabra amable, y es el amor personificado.

Mi prima Esther, que siempre ha llenado de alegría la vida de sus dos pequeños con su sonrisa. A pesar de sus cortas edades, tienen un comportamiento ejemplar cuando los lleva de visita, y especialmente el mayor, corre a abrazarnos a pesar de lo poco que nos vemos.

Mi amiga Gema, una supermamma, con dos peques artistas. Investigadora de alergias y luchadora a ultranza por la salud.

Nuestra amiga Ruth, por su entrega absoluta a sus dos peques, y por ser un ejemplo de lucha incondicional.
 
Aclarar que esta clasificación no es más que una enumeración, en la que el lugar que ocupa cada madre no le resta importancia con respecto al resto.

Por todo ello, considero que est@s niñ@s son afortunados de tener a estas mujeres como madres, y también me alegro de haber conocido un poco de su forma de crianza.

A todas estas mamás, mi más sincera felicitación.

jueves, 6 de junio de 2013

DE ILUSIONES TAMBIÉN (NO) SE VIVE

Tengo una amiga que, haciendo alusión a Santa Teresa, me dijo un día: "Susana, tienes que poner ilusión en las cosas cuando las hayas materializado, no antes".
Estas palabras de mi amiga me parecen sumamente sabias porque, cuando te ilusionas pero no pasas a la acción, vives tu sueño en la cabeza y eso, además de restar energía, genera frustración.

Entonces, ¿qué hacer? Me preguntaréis. No tengo una receta mágica; simplemente, PACIENCIA. Esperar a ver las dos caras de la moneda, a que los puntos débiles hagan su aparición y, de este modo, poder compensarlos. Pero, si en ese lapso me dedico a imaginar como será, a soñar, perderé mi fuerza y mi objetividad.

Me ha costado mucho llegar a este punto porque soy, de manera natural, soñadora e imaginativa, y no creo que lo tenga superado, pero estoy en el camino.


TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS

Poco después de nacer Lucía, puse este poema en mi perfil de Facebook. Los hij@s, antes incluso de nacer, ya nos dan lecciones, y lo que expresa este poema es el máximo aprendizaje de los padres y madres basado en el desprendimiento. Una durísima lección para mi.

Tus hijos no son tus hijos

Tus hijos no son tus hijos

son hijos e hijas de la vida
 

deseosa de si misma.

No vienen de ti, sino a traves de ti
 

y aunque estén contigo
 

no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
 

pero no tus pensamientos, pues,
 

ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
 

pero no sus almas, porque ellas,
 

viven en la casa del mañana,
 

que no puedes visitar
 

ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
 

pero no procures hacerlos semejantes a ti
 

porque la vida no retrocede,
 

ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
 

como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinacion
 

en tu mano de arquero
 

sea para la felicidad.

LLEGÓ EL MOMENTO

Yo salía de cuentas algo así como el 21 de marzo, y digo algo así porque las fechas nunca son exactas, y ya durante el embarazo, según quién te haga las revisiones, comienza a contar desde un día de la semana distinto.
El día del padre lo pasamos en familia y yo me encontraba bien, pero "rara". Cuando llegamos a casa, a una determinada hora, mi pareja se acostó y yo lo hice más tarde. Ya en la cama, comencé a sentir una fuerte presión que nunca antes había experimentado y que me hacía exclamar: "Ay, ay" (jeje). Creo que había identificado la expulsión del tapón mucoso unos días antes, pero no estaba yo en ese momento para contabilizar el tiempo concreto que había pasado.
Al tercer quejido, mi pareja se levantó y nos fuimos al hospital.
Ya en el box, una matrona encantadora, me preguntó por mi idea de parto, y yo le contesté que iba a aguantar sin epidural lo que pudiera.
Fueron once horas en el hospital que recuerdo como en el cielo, con un equipo médico excepcional, que nos mimaron a los tres como si fueran nuestr@s mejores amig@s o, incluso, familiares. A cada rato nos preguntaban si queríamos tomar algo (aún me emociono al recordarlo). Fue la noche más especial de toda mi vida. Jamás olvidaré cómo sentía a Lucía dentro de mi reptando hacia el canal del parto; ya desde ese momento su capacidad de supervivencia fue extraordinaria. ¡Una campeona!
A los cinco centímetros de dilatación, solicité la epidural porque no aguantaba más el dolor y, cuando me la pusieron, inmediatamente la intensidad de las contracciones (reflejadas en la pantalla de una aparatito), triplicaron su intensidad. Quizás no fue lo mejor para Lucía, pero también era necesario que me ocupara de mi. Cuando la pedí, un enfermero apoyó sus manos en mis hombros, diciéndome: "Tranquila, avísame cuando tengas una contracción para tenerlo en cuenta y no pinchar". Él, la matrona y la cirujana fueron muy respetuosos conmigo y estuvieron en todo momento a mi lado.
Ya avanzado el mediodía, la ginecóloga dijo: "Ya está". Había dilatado los diez centímetros reglamentarios y me llevaron a paritorio. Me mostraron la cima de la cabeza de Lucía, a punto de salir. Fue muy emocionante. 
Tan sólo hicieron falta tres pujos para que mi vida cambiara por completo: tener a mi hija sobre mi me produjo una emoción indescriptible. Ya nada era igual. Mis prioridades dieron la vuelta al instante. 
Nada más salir, dijo "Ay", y me cogió un dedo.

Considero que la maternidad es muy injusta porque te hace vivir instantes maravillosos que pasan, y tan sólo quedan en tu recuerdo, en tu corazón, en tu alma, pero que no volverás a experimentar más.

MI EMBARAZO

Por una parte, quería ser madre pero, por otra, eso suponía un cambio de vida desconocido para mi. El mayor inconveniente era el trabajo; consideraba sumamente importante mi realización personal y profesional.
Las amigas que ya tenían niñ@s, me anunciaban la maternidad como algo terrible: "ya no importas", "ya no vas a hacer las cosas que te gustan y éstan van a dejar de tener interés para ti", "tu cuerpo no volverá a ser el mismo",...
Y, aunque tenían parte de razón, también es cierto que las mamás continuamos siendo mujeres, y es importante que recuperemos esta parcela por pequeña que sea ya que, cuando das a luz, lo que se avecina es inimaginable.
Bueno, que me pierdo. Me quedé embarazada a la primera, fue una decisión meditada y respetada por mi y por mi pareja y, antes de la primera falta, una compañera, poniéndome la mano en el abdómen, me dijo: "Estás embarazada, y va a ser una niña". !Ahí queda eso!
Hasta la semana 38 no me confirmaron el género de mi bebé pero, en cuanto Estrella (que así se llama esa compañera) me lo dijo, apareció en mi mente el nombre de Lucía. Si lo hubiera sabido antes, creo que nuestra comunicación habría sido aún mejor.
Al menos en la primera mitad, mi embarazo fue muy duro para mi, ya que tuve que dejar de bailar porque no me encontraba nada bien y, desde la sexta semana a la décimotercera, tuve náuseas constantes.
Mi cuerpo se transformó desde el primer momento adquiriendo una morfología cuadrada por la retención de líquidos, y yo me encontraba en otro estado: el de embarazada, futura mamá, primeriza.
Porque considero que el cambio de vida no ocurre cuando nace el bebé, sino desde que la pareja (o la mujer) se plantea convertirse en familia.
La práctica del yoga me ayudó mucho, y aún recuerdo con mucha emoción el día que mis compañeras, en la semana 37, me despidieron, rodeándome mientras sonaba de fondo una canción-mantra de Rosa Zaragoza: Sabemos parir.
Ni qué decir tiene la cantidad de beneficios que produce esta práctica: ayuda a eliminar la ciática, a dormir mejor, aumenta la elasticidad de cara al parto, favorece conocer a personas en la misma situación, compartir,...
Pero, a partir del quinto mes, me encontré de nuevo con energía (sería por el yoga), caminaba bastante, mi pareja y yo salíamos con amigos, invitábamos a familiares y amig@s en casa y cocinábamos para ell@s. Y yo iba feliz con mi barriga, me encontraba muy feliz con ella, sintiendo a Lucía, sus movimientos, su hipo,...

ME PRESENTO

Soy una mamá que dio a luz a su primera y única hija hasta el momento, el 20 de marzo de 2012. Jamás lo olvidaré.
Me considero una persona inquieta y con una gran necesidad de hacer algo importante en esta vida, de lo que los demás puedan beneficiarse.
Es por ésto que tengo dos perfiles diferentes que quiero aunar en una misma profesión:
Por un lado, he estudiado Educación Social y Psicopedagogía y, por otro, me he formado en diferentes terapias alternativas (Naturopatía, Homeopatía, Flores de Bach, Reflexología, Masaje Metamórfico, Reiki y, actualmente, Medicina Tradicional China).

El motivo de crear este blog es que siempre he sido muy "de diarios", me ha gustado escribir y, desde que soy mamá, leo cómo viven otras madres la maternidad, pero hoy, he sentido la inspiración (últimamente tengo bastantes en los momentos más inesperados) de hablar de la mía en primera persona.