martes, 31 de diciembre de 2013

MIS MEJORES DESEOS

A punto de finalizar el año, y antes de comenzar el tercero como madre (o cuarto, si incluyo el embarazo), recapitulo acerca de lo que la maternidad ha supuesto en mi.
Como ya comenté, en el mismo instante en que Lucía salió de mi, las prioridades que hasta ese momento habían motivado mi existencia, dejaron paso a la más importante: la responsabilidad de una vida nueva.

Fernando y yo dejamos de ser dos para crear nuestra propia Trinidad, un nuevo sentido también en nuestra relación, un hacer a un lado el ego para entregar a un nuevo ser lo más importante de nosotros mismos.

Con su llegada, nuestra existencia cobró un nuevo sentido, por supuesto un antes y un después que tan sólo un acontecimiento de ese calibre puede suponer.

A medida que Lucía crece, hemos de reinventarnos y re-crearnos para poder continuar nutriendo sus necesidades, esas que sólo los padres/madres pueden cubrir.

Y, asimismo, mi hija supone el espejo en el que mirarme cada día y, con ello, analizar los aspectos de mi propia vida que debo superar y modificar.

Que l@s hij@s son maestr@s no es nada nuevo, así que intento mantenerme alerta para descubrir las enseñanzas que me muestra cada día. 

A todas aquellas personas que se sienten padres/madres de algo o de alguien, les deseo un año 2014 lleno de creatividad y unión con su coautor/a.

Mantengamos la esperanza porque es la base de la superación. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

COLECHAR

O, lo que es lo mismo, dormir toda la familia en un mismo colchón, compartiendo un espacio. Y, ese espacio, íntimo, es el más familiar de toda la casa.
Cuando la lactancia se prolonga, es fácil ser afín al colecho. Reconozco que, a algunos padres/madres, nos gusta dormir con nuestr@s hij@s, así como también a ell@s les gusta dormir con nosotros.

El mayor problema de los padres primerizos es que hacemos caso a todas las opiniones que nos dan. Y, en ese periplo de convertirnos en los mejores progenitores para nuestra peque, caí en la tentación de exiliarla de nuestra habitación entre su séptimo y octavo mes de vida, motivada por el logro de un descanso ficticio y por una teoría que afirma que los bebés huelen a sus madres a una distancia de seis metros. Como, desde nuestra cama y su habitación había una distancia mayor, pensé que esa era la solución.
Los primeros días, bien. Lucía llevaba bien el cambio, únicamente me levantaba para darle las tomas nocturnas y nada más pero, a medida que iba pasando el tiempo, encontraba a la niña despierta cada vez que me levantaba, lo cual derivó en que ninguna de ambas descansara.
De modo que la recuperamos del exilio forzado, y otra vez los tres contentos.

Debo decir que mi hija duerme bien pero no nos deja descansar demasiado, y no creo que el asunto mejorara si durmiera en su cuna. Más bien considero que se debe a una cuestión de madurez, relacionada con el desarrollo, y que en algún momento esto mejorará.

Para mi, las ventajas del colecho son muchas:
-Dormir con lo que más quiero, y ser familia aún durante la noche.
-Sentir su calor, su tacto y su aroma.
-Percibir si alguna flema o moco impide una correcta respiración.
-Detectar la existencia de fiebre.
-Demostrarle mi amor.
-Favorecer su descanso reparador.
-Fortalecer el vínculo y crear apego seguro.
-Poder asistirla inmediatamente en caso de que algo le ocurra (ahogo, atragantamiento, fiebre, dolor, etc.).

Por el contrario, encuentro pocos inconvenientes:
-Las patadas (recíprocas, ya que los padres también nos movemos).
-Quedar relegada al borde de la cama mientras ella ha ido ganando terreno y disfruta de una amplia zona central.

Y ya está. Como veis, no he hablado de vicios ni de costumbres nocivas que, posteriormente, requieran tratamiento psicológico para ser superadas.

En un mundo movido por prisas, en el que se exige también a l@s niñ@s que asuman un desarrollo precoz de sus funciones primarias, el colecho supone un espacio tranquilo, íntimo, en el que nutrir a nuestr@ hij@ de amor y afecto, algo de lo que no tod@s l@s niñ@s, desgraciadamente, pueden disfrutar.

Aunque, por supuesto, respeto a los padres y madres que eligen otra forma de educar y criar. Simplemente, deseo compartir la mía.

Y tú, ¿colechas? ¿por qué?

Imagen extraída de: https://www.google.es/search?q=COLECHO&tbm=isch&tbs=simg:CAQSYglTM_
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domingo, 1 de diciembre de 2013

SER O NO SER

Hoy he leído un artículo que me ha hecho pensar. De él, cuyo enlace es:

http://www.eldiario.es/andalucia/escuela-instrumento-acabar-imaginacion_0_201930651.html

He extraído dos fragmentos que me han llamado poderosamente la atención:

El educador británico Sir Ken Robinson dice: "Destruimos de manera sistemática el poder de la imaginación, tanto en nuestros hijos como en nosotros mismos".

Y, a continuación, el diario publica: "Robinson asegura que el pensamiento divergente es una capacidad esencial de la creatividad. Un estudio llevado a cabo con 1500 personas demostró que el 98% de los niños entre 3 y 5 años tenían un nivel de pensamiento divergente propio de un genio. Cinco años, más tarde, solo un 32% de esos niños de entre 8 y 10 años podían considerarse genios. Al llegar a los 13-15 años, solo había un 10% de ‘genios’ y, al realizarle esa misma prueba a un grupo de más de 25 años, el porcentaje de genios se había reducido a un 2%".

El de la educación, es un tema delicado cuando se trata de tus propi@s hij@s. Como ya comenté en otro post, me atraen sobremanera las Escuelas Libres, pero las hay demasiado extremas, y los extremos no suelen ser buenos porque corremos el riesgo de dejar a l@s niñ@s fuera del sistema, aunque éste deba cambiarse. Además, es el futuro de nuestr@s hij@s el que está en nuestras manos, y considero que hay que respetar su inclinación hacia un tipo de educación concreta, acorde con su forma de ser.

Como en todo, la virtud se encuentra en el punto medio, de modo que lo ideal sería una escuela en la que los valores que Robinson ha comentado (imaginación, creatividad) se potenciaran por encima de todas las cosas. Y considero que ésto no es nada complicado, más al contrario, basta con utilizar materiales cotidianos (cartón, papel de periódico, botellas de plástico, pinturas,...) para que esa creatividad, una vez trabajada en las personas adultas, pasen a l@s más pequeñ@s.

Cuando era niña no me gustaba separarme de mis padres, especialmente de mi madre, con la que pasaba la mayor parte del tiempo. Ella siempre ha realizado actividades manuales como coser y hacer punto, y yo la imitaba. A veces me dibujaba animales en trozos de tela cuyo perfil yo cosía con hilos de colores. Esa era una fuente de creatividad estupenda y, aunque actualmente no sé dar una puntada, me he hecho bastantes jerseys y tops, y ahora le hago algunas cositas a Lucía.

Y es cierto que esa creatividad se va perdiendo con las criticas y comentarios externos: "Podías haberlo hecho de esta forma", "Mejor hazlo así",... o con las comparaciones, destructoras de autoestima insuperables: "Tu hermano lo hizo mejor que tú", "No eres como la hija de...".

Pero, cuando un@ es creativ@, algo mágico ocurre en el interior. Se produce una conexión con algo superior a un@ mism@, como si de una fuente inagotable se tratara.

No es fácil ser madre/padre en estos tiempos, al menos en la gran ciudad, son muchas las exigencias y expectativas que se depositan sobre nosotr@s y que, a su vez, depositamos sobre nuestr@s niñ@s. Sería recomendable que les ayudásemos a liberarse de los yugos que les limitan y no les aportan ningún beneficio y que, de paso, lo hiciéramos también con nosotr@s mism@s.

GRADUADA

Ayer fue mi graduación. En junio terminé mi segunda carrera universitaria y era la primera vez que asistía a un evento así, en el que se reconocía el esfuerzo de varios años, y se aplaudía el resultado del mismo.
Fue especial porque me acompañaba mi familia, de la que desciendo, y la que he creado. 
Supongo que, dentro de unos años, aplaudiré a mi hija por sus logros, y ayer ella lo hizo por los de su madre.
No todos los días recibimos premios ni reconocimientos a nuestras acciones continuadas. A menudo, con las exigencias del día a día, nos olvidamos de esos pequeños esfuerzos que, sumados, llevan a un resultado óptimo y una superación personal.
En una sociedad en la que se realizan refuerzos negativos y se olvidan las acciones positivas porque se considera que es lo que debería ser, resulta gratificante que personas que han alcanzado un estatus profesional y representan a tu universidad, incluyan en su discurso el resultado de tu trayectoria, realizando un reconocimiento meritorio a tu trabajo continuado.
Por un momento, ayer fue protagonista, recuperé el lugar que me corresponde en mi vida y al que, como tantas otras madres, se renuncia en pos de l@s hij@s. 
Pero, sin ell@s y sin las personas que ayer me acompañaron en mi graduación, no habría sido posible. ¡Lanzo mi birrete por ell@s!


jueves, 7 de noviembre de 2013

DECÁLOGO DE UNA LACTANCIA EXITOSA

A pesar de ser una de las acciones más normales en el ser humano, amamantar aún continúa llamando la atención, y más si tu hij@ sobrepasa los seis meses de edad.
Hay opiniones para todos los gustos: hay quien piensa que, cuanto más mame, mejor para él/ella y su sistema inmunológico y quien no deja de considerarlo algo parcialmente vergonzoso porque el/la peque que prolonga su lactancia, cuando mama, hace cosas tales como estimular un pezón mientras mama del otro pecho, y la escena escandaliza a los más puritanos.
A continuación muestro un decálogo de apoyo para lograr una lactancia exitosa, de creación propia y basado en mi experiencia:

1. Tu lactancia es tuya: eso es. Nadie más que tú ha de decidir si deseas amamantar a tu hij@ o darle biberón.

2. A palabras necias...: verás que todo el mundo opina y, cuando se es primeriza, todas esas opiniones afectan sobremanera. Intenta ignorarlas y apóyate en tu pareja, que ha de pensar como tú en cuanto a la forma de alimentar y criar a vuestr@ hij@. Si estás segura de lo que estás haciendo, poco a poco ganarás en seguridad, aprenderás a "torear" o ignorar esos comentarios y, finalmente, éstos disminuirán.

3. Puedo parir y puedo amamantar: todas las mujeres somos capaces de parir y de amamantar porque la naturaleza nos ha creado para que sea así. Empodérate para vencer todas las dificultades y hacer de la lactancia el mejor regalo para tu peque.

4. El refuerzo de la tribu: cada vez existen más grupos de apoyo a madres que amamantan. Su labor es aclarar dudas y crear una red de intercambio de información y apoyo. Si es necesario, acude a ellos, no te arrepentirás. Conocerás a personas afines a ti y descubrirás que no estás equivocada.

5. Cada vez, más especialistas la recomiendan: Carlos González, Rosa Jové y much@s más profesionales defienden, explican y convencen de los beneficios de la lactancia materna, del colecho, del apego seguro, etc. Si tienes dudas o, simplemente, curiosidad, léeles y, con ello, además de informarte y comprender distintos mecanismos, harás acopio de nuevos argumentos para contrarrestar posibles ataques a tu lactancia.

6. Conviértela en tu forma de vida: la lactancia facilita una maravillosa conexión con nuestr@s hij@s, que va más allá de las palabras. Donde tú vayas, irá ella.

7. No te avergüences ni te escondas: al convertirse la lactancia en tu forma de vida, es necesario que te sientas segura, que no escondas ni cubras a tu hij@ cuando le amamantes. Muchas hemos buscado un lugar tranquilo en las primeras semanas, pero ya verás como eso cambia y, poco a poco, deja de importarte que te vean los demás. Incluso no le importará a tu bebé, porque sabrá que su mamá está tranquila y se sentirá a salvo.

8. Alecciona a tu familia y amig@s para que la consideren como algo normal: aunque lo de aleccionar suena a obligación, es positivo que te lleves a tu terreno a las personas de tu entorno, pues ellas crearán una barrera de protección y apoyo para tu lactancia. Aunque este aspecto no es imprescindible, sí lo es que se acostumbren a verte amamantar a tu pequeñ@.

9. Una gota de mar en el océano: eso es tu lactancia en toda la vida de tu hij@, aunque sea prolongada. Con ésto quiero decir que, cuando te sientas agobiada y pienses en abandonar, recuerdes los beneficios de la lactancia y que su duración será un porcentaje muy pequeño si la comparas con la totalidad de su vida.

10. Reconoce a tu pareja la importancia del papel que cumple: su apoyo es el más importante de todos los que puedas recibir, pues él /ella comparte contigo cada momento, cada ilusión, cada minuto de angustia y también de esperanza. A menudo, el otro miembro de la pareja se siente relegado por la llegada del nuevo ser, y es importante que vuelva a adquirir visibilidad con tu consideración.

Probablemente haya más, o diferentes, pero aquí os dejo mi decálogo.

domingo, 27 de octubre de 2013

MAMATERAPIA

Siempre he sentido que mi vida debía tener algún significado y que hacer algo por l@s demás la dotaba de sentido. En esa línea, dirigí mi formación académica, estudiando Educación Social y Psicopedagogía, aunque he de decir que pronto se desarrolló en mi el interés por las terapias naturales (no en vano, mi abuelo paterno tuvo un herbolario hace más de medio siglo), y me formé (y continúo haciéndolo) en varias de ellas, como: Naturopatía, Homeopatía, Esencias Florales, Masaje Metamórfico, Reflexología, Reiki y, actualmente, Medicina Tradicional China.

Me encanta analizar y buscar el significado de la sintomatología que una persona puede presentar en un momento de su vida, porque es una señal de que algo ha de cambiar. Encontrar el trasfondo y observar cómo la persona mejora con la administración de productos naturales, evitando la agresividad y efectos secundarios de los medicamentos tradicionales, me hace sentir que he conectado con una misión interna.

Y éso es lo que hago con Lucía, quien aún no ha necesitado tomar antibióticos, antifúngicos ni antipiréticos.

La medicina natural basa su razón de ser, no en la sustitución de un medicamento X por otro natural equivalente, aunque pueda hacerlo en un momento del tratamiento, sino que trata de favorecer la actuación de la propia fuerza vital para que sea ella la que consiga doblegar al agente patógeno que ha atacado al organismo. Y os puedo asegurar que la toma de medicamentos, aunque éstos sean naturales, sobre todo cuando se administra a niñ@s, se reduce radicalmente, y que su capacidad de recuperación es espectacularmente rápida.

Parece que se duda de la efectividad de la terapéutica natural, y que genera un menor temor tratar a nuestr@s hij@s con un medicamento prescrito por el/la pediatra que hacerlo con homeopatía, porque es la punta del iceberg de un mundo de síntomas desconocido para el profano.

Y, evidentemente, si recurrimos al pediatra para que nos recete un medicamento, en el caso de optar por la medicina natural, habremos de consultar a una persona cualificada (no necesariamente médico).

La medicina natural nos proporciona todo un arsenal de recursos con los que tratar no sólo a l@s más pequeñ@s de la casa, sino a todos los miembros de la familia. La homeopatía y los oligoelementos son dos herramientas que podemos utilizar para tratar los síntomas más frecuentes en la infancia con muy buenos resultados: fiebre, insomnio, dentición, cólicos, etc.

Desde aquí, os animo a "probar" alguna de las terapias mencionadas (u otra) de la mano de algún@ terapeuta de confianza aunque, como digo, no es necesario que sea médico, pues el personal sanitario es, en muchas ocasiones, el primer detractor de esta forma de tratar las enfermedades.

Vosotros tenéis la última palabra, pero os motivo para realizar un cambio en vuestra forma de trataros y hacerlo con vuestr@s hij@s.

La infancia, cada vez más corta

Me considero muy afortunada porque la vida me ha dado la oportunidad de cuidar de mi hija a día completo. A cambio, me quedé desempleada cuando Lucía nació, pero es más importante su crianza que cualquier otra cosa.

En el post de hoy quería hablar de la infancia, esa etapa maravillosa (o que, al menos, debería serlo) que los adultos nos empeñamos en aniquilar a marchas forzadas: con la vuelta de las mamás al trabajo y la incorporación de l@s peques a la guardería, con la vida artificial rodeada de elementos electrónicos y tecnológicos que muestran imágenes violentas, etc. y con el escaso contacto con la naturaleza que les proporcionamos.

Quedé alucinada al recibir una carta de la Comunidad de Madrid recomendando la conveniencia de escolarizar a l@s niñ@s en la etapa 0-3. La crisis ha afectado tanto a la educación que hay que reclutar a l@s más jóvenes y, claro, cualquier lugar y persona es mejor para tu propi@ hij@ que tú mism@ porque, como mamá, le vas a dar todo tu cariño, le vas a escuchar, vas a ser paciente, le vas a explicar los "noes" y, sobre todo, le vas a hacer sentir especial. En definitiva, vas a acrecentar su autoconfianza y su autoestima. Y eso no debe de interesar demasiado ya que, una persona que no ha establecido un apego seguro con su madre durante la infancia, dudará de sus capacidades, será dependiente de l@s demás y, especialmente, será vulnerable y manipulable. Justamente, se desarrollarán aquellos aspectos que se nos dice que sólo se formarán si un@ niñ@ permanece junto a su madre en su primera infancia (aproximadamente, en la etapa 0-3).
Tan mala influencia es una madre para su hij@ que, junto a ella, puede decirse que nunca aprenderá a ponerse el abrigo tirándolo primero al suelo, lavarse los dientes o comer sol@. El personal cualificado que existe en las guarderías es capaz de extraer todo el potencial de l@s niñ@s pero las madres sólo sirven para gestar y parir (y, algunas, ni éso).

Mi opinión es que, como con su madre, un@ niñ@ no estará mejor acompañad@ en las primeras etapas de su vida, porque sólo ella es capaz de desarrollar un instinto y vínculo que va más allá de las palabras.
La mujer que tiene que reincorporarse a trabajar se pierde muchos momentos importantes, que le serán comentados por terceras personas o, simplemente, caerán en el anonimato (y, ya se sabe, ojos que no ven...).

Una escena que se repite en el parque (al que no suelo bajar demasiado) es la de compartir. Pienso que es necesario respetar lo que l@s niñ@s decidan, y que hay que predicar con el ejemplo. Si los adultos no somos generosos, es difícil que podamos transmitir ese valor a nuestr@s hij@s sin antes ser un referente del mismo.
Y, por último, el maravilloso mundo de las chuches, cuyo ofrecimiento se realiza a discreción a partir del año. Parece ser que, como padres, nos documentamos perfectamente de las capacidades que puede y debe desarrollar un@ niñ@ antes de los seis años (idiomas sobre todo), pero la alimentación es una asignatura pendiente de la que nadie se ocupa, como si no estuviese directamente relacionada con el colesterol elevado y la obesidad infantiles.

Pero, lo que quería expresar con mi post de hoy es que hacemos que l@s niñ@s sean independientes demasiado pronto, les obligamos a saltarse etapas vitales, a hacer lo que el resto ya hace sin considerar las capacidades personales ni el ritmo de desarrollo particular de cada persona. Y, de este modo, y para que nuestr@s hij@s nos "molesten" lo menos posible, y no demanden nuestra atención, aniquilamos la infancia forzando un desarrollo que necesita su tiempo.

Y estas creencias se van formando a medida que transcurre el tiempo y las situaciones diferentes porque, cada día me descubro como madre y como mujer.

Precisamente, en facebook, tras publicar este post, he encontrado este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=nnrGT4e7DAg

domingo, 29 de septiembre de 2013

LA IMPORTANCIA DE UNA PASIÓN

En la entrada de La Rueda de la Vida ya mencioné las áreas que para mi son importantes y dan sentido a mi vida, además de mi maternidad y la familia que Fernando y yo hemos creado. 
Hoy voy a hablar de una pasión que, en términos generales se refiere al arte y, en particular, a la danza.
Siempre me ha gustado bailar, aunque empece a tomar clases un tanto mayor y mi trayectoria ha sido bastante discontinua.
Hace tres años tuve la suerte de encontrar un grupo de ballet clásico para adultos y el valor de matricularme. 
Cada semana espero con ilusión la llegada de las clases porque me ayuda a dirigir la ingeniería del cuerpo que supone esta disciplina. 
Para mi, el ballet clásico no sólo favorece una consciencia absoluta del propio cuerpo,  sino que todo lo que aporta, enriquece el resto de parcelas vitales.
En clase aprendo sobre mi misma, pero también de la observación del proceso de mis compañeras y, por supuesto,  de las directrices de Cristina, la profesora, a la que nunca he visto bailar,  aunque estoy segura de que es espectacular. 
Y a ella quiero rendir un humilde homenaje desde mi blog y agradecer que, con su trato, profesionalidad, voluntad y pasión, hace que, por un momento, pueda sentir el alma de la danza,  y me sienta privilegiada por ello. 
Cristina pone un interés inusitado en sus clases; algunas de mis compañeras son profesionales, otras lo serán, pero el resto somos mujeres adultas que, en algún momento de nuestra existencia, bailamos, y retomamos la disciplina con toda la ilusión. Pero ella nos enseña paso a paso como si fuésemos futuras profesionales, nos anima y nos motiva destacando cada pequeño avance.
Y esto es lo que la hace especial dotándola de un gran mérito: su gran capacidad de trabajo.
Cristina no falta a clase, nunca enferma ni baja su nivel; es una trabajadora incansable.
Por ello, y por permitirme seguir disfrutando de la danza cuando los plazos para ejercerla como profesión han finalizado, le doy las gracias de todo corazón y le expreso mi más profunda admiración, aunque quizás nunca llegue a leer este post.
A todas aquellas personas que tiran de las demás sin claudicar, por convertirse en líderes silenciosos con su ejemplo diario.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

EDUCA QUÉ?

Una de las cosas más importantes y que más preocupa a padres y madres es la educación de sus hijas e hijos. A mi me preocupa especialmente por varias razones:

-El mundo en el que vivimos no funciona, al menos como quisiéramos. Es por este motivo que la educación se convierte en el primer instrumento para el cambio. Considero que ella también esta en crisis y ha de cambiar para que todo el sistema se modifique.

-El sistema educativo sirve para un tipo de alumnado sumiso y disciplinado, que no genera conflicto en el aula ni se cuestiona los porqués ni para ques de lo que aprende.
En mi experiencia como educadora con alumnos y alumnas que han abandonado los estudios y han vivido fracaso escolar (ya estas dos palabras, abandono y fracaso, en el contexto educativo, me dan bastante grima, pues resultan estigmatizantes y excluyentes), he descubierto jóvenes que se han quedado fuera, que ven limitadas sus posibilidades de inserción laboral por no encajar con el sistema educativo. Se les ha hecho creer que no son válidos, cuando lo único inservible es la propia configuración de dicho sistema.

-Busco para mi hija una escuela que le ayude a ser ella misma, a desarrollar su creatividad, a pensar de forma autónoma, que respete lo que existe en ella de diferente sin juzgarla ni compararla con el resto, que no la estigmatice por ser más... o menos... que. Una escuela que no intente integrar aniquilando lo especial y diferente de cada persona.

En definitiva, quiero (queremos. Hablo en primera persona porque se trata de mi blog, pero mi pareja está de acuerdo conmigo) que nuestra hija sea feliz, que disfrute aprendiendo, que el personal profesional que le acompañe durante su etapa escolar, sepa despertar su curiosidad natural hacia el aprendizaje en un ambiente de respeto y afecto.

Afortunadamente, están proliferando proyectos que van en esta dirección, que consideran que algo tiene que cambiar y, lo más importante, que ese cambio es posible.

jueves, 27 de junio de 2013

LO QUE SÉ DE MI

De vez en cuando, es necesario hacer un balance de nuestra vida. No quiero ponerme filosófica, pero hace años una experiencia me enseñó que, para no darlo todo en un sólo ámbito y que este falle con la consabida sensación de vacío y fracaso que deja, es necesario tener una vida completa y, para ello, pensar en las parcelas que queremos que contenga e ir completándolas con aquellas personas, experiencias, etc. que consideremos.

Actualmente, he retomado esta Rueda de la Vida con Juan, mi coach personal aunque, como os digo, vengo trabajándola en los últimos años. 

El título que le he dado a este post es el de una película de Shirley MacLaine que tengo pendiente ver, porque hace referencia a la continua experiencia de descubrirnos cada día, algo que considero no debemos dejar de hacer nunca y que es una actitud que se adquiere con el tiempo, especialmente si tienes interés en ello.

La maternidad, por supuesto, me ha mostrado aspectos de mi que no conocía, pero este autodescubrimiento lo estoy llevando a cabo desde bien jovencita, y me doy cuenta de que, en la vida que llevamos, es difícil mantener conversaciones interesantes con otras personas. Por éso, agradezco a mi coach la que mantuvimos hace unos días, ya que fue muy clarificadora para mi.

Mi rueda responde a lo que sé de mi y sé que me hace feliz, y lo muestro a continuación. Cuando se concede excesiva importancia o/y tiempo a uno de esos apartados, la estructura se desequilibra y se termina esperando que esa única parte nutra a todas las demás, lo cual no es ni positivo ni posible. Para mi, volver a crear esta rueda tras ser mamá ha sido no sólo necesario, sino sano para mi propia estabilidad emocional y volver a sentirme persona por encima de ser madre, hija o pareja.

Normalmente, cuando se han elegido los apartados que se desea tener en la vida, se les puntúa del 1 al 10, lo cual nos aporta la información referida a posibles déficits o excesos en cada uno de ellos.

Desde aquí, os animo a realizar vuestra Rueda de la Vida (lo que sabéis de vosotr@s) y, si os apetece, a compartirla, pues entre tod@s podemos enriquecernos y aportarnos puntos de vista distintos.

La mía, en este momento, es ésta. Como véis, todos los apartados están equilibrados; no significa que sea estrictamente así, pero sí tengo claro cómo puedo ser un poquito más feliz cada día. Y, eso sí, sé que mi felicidad depende únicamente de mi, aunque pueda tener algún/os apoyo/s.




lunes, 24 de junio de 2013

EL SEXTO SENTIDO (Continuación de La Esperanza Siempre Está Presente)

Cuando nos dieron la noticia de que Lucía debía llevar un aparato para sus caderas (por una supuesta displasia), se me vino el mundo encima. Algo dentro de mi se negaba a aceptarlo, y llegué a plantearme si me encontraba en la fase de negación (propia del estado de shock) o era una intuición que me advertía de que el diagnóstico era erróneo.

No me cuadraba nada: ni las formas del traumatólogo, ni las alabanzas del ortopedista hacia éste cuya opinión cambió cuando tuvo pagado el dichoso Scotti, pasando a decirnos "no sé por qué os lo habrá mandado, será por prevención". 

De la prevención, me río yo: emulando a Angelina, podemos ir extirpando aquellas partes de nuestro cuerpo susceptibles de cualquier enfermedad, y yo ya puedo comenzar a tomar un antiagregante por los antecedentes circulatorios en mi familia. En fin que, para realizar analíticas normales no hay presupuesto, pero sí para este tipo de aberraciones, como si el cáncer no estuviese en el ADN. A ver cómo se las apañan para extirparlo.
La cuestión es que, ya en la sala de espera, una mamá me ha contado lo mal que le ha ido el maravilloso aparatito a su hija: le ha torcido los pies y las piernas. Quizás era un aviso. Ya en consulta, el traumatólogo le ha realizado a Lucía las comprobaciones articulares pertinentes y, después, un segundo profesional, también se ha sorprendido por el diagnóstico, por lo que nos ha dado el alta alegremente diciéndonos que, dentro de un año, cuando la peque corra y salta, todo estará solucionado y que, si en un futuro, necesitamos volver, no será por ningún problema de cadera.

Podéis imaginar el alivio que hemos sentido, y la confirmación de ese sexto sentido que se desarrolla con la maternidad, porque una madre nunca puede hacer nada que vaya en contra de su propi@ hij@, afectando a su bienestar.

No reniego de los médicos, pero ya veréis en otro post que, hace mucho tiempo (y quizás ésto sí lo llevaba en mi ADN), opté por la medicina natural. No en vano, mi abuelo tuvo un herbolario hace décadas.

Lo mejor de esta historia, es que nuestra pequeña Lucía podrá caminar como siempre lo ha hecho, segura, libre y recta por la senda que ella elija.




domingo, 23 de junio de 2013

MALDITAS HORMONAS

Hoy voy a dedicar este post a un tema espinoso del que, a menudo, no se habla y, si se hace, es desde el resentimiento.

Cuando un bebe llega, y más aún si los padres, como es nuestro caso, son primerizos, se ha de producir un necesario reajuste de todo el sistema familiar, por el que cada uno de sus miembros adquiere un nuevo rol, y este hecho requiere un período de adaptacion a la nueva situacion.
Me preguntaréis que papel juegan las hormonas en esta cuestión, y lo cierto es que su actuación es fundamental: la supervivencia y protección del retoño, como una madre animal movida por su instinto hace con sus crías.
El problema es que esta protección se lleva a cabo de una forma indiscriminada, sin hacer distinciones, y su intensidad es directamente proporcional a la cercanía y/o parentesco de, sobre todo, aquellas mujeres del entorno. Es decir que, de repente, la suegra y la cuñada, seguidas por la propia madre, se convierten en las principales rivales por la crianza y el amor de mi hija.
Si bien es cierto que las abuelas, en ocasiones, quieren acaparar funciones que no les corresponden, las hormonas amplifican y distorsionan cada situación, aunque también, al menos en mi caso, me han ayudado a adquirir seguridad como madre y a poner límites cuando he podido sentirme invadida, aunque para ello haya propinado alguna que otra contestación inadecuada.

Siempre tuvimos claro que en la educación y crianza de Lucía intervendríamos únicamente sus padres, pues lo que los nuestros podían aportar eran ideas trasnochadas.

El primer hecho que me hirió fue la invisibilidad que adquirí para nuestras familias cuando Lucía nació. Ya no importaba cómo me pudiera sentir o si había descansado o no había sido posible; lo importante era ver a la niña y nada más. De modo que, estos atrevimientos, que yo intentaba controlar, terminaban en discusiones de pareja.
Llegué a sentir que la maternidad era algo negativo, de lo que nadie te advertía con anterioridad; no conseguía verle el lado positivo a las noches sin dormir, la constante preocupación, las dificultades de la lactancia, la deformación de mi propio cuerpo y una familia que opinaba y se entrometía en cada una de nuestras actuaciones y decisiones. Así era cómo yo lo vivía.

La inseguridad que sentía se acrecentaba cuando mi hija se iba y sonreía a cualquiera, no mostrando (al menos, así lo sentía yo) una preferencia especial por mi, su madre, como era lo normal.
Cuando el malestar se acrecentaba, yo pensaba que las hormonas se estabilizarían en algun momento y volvería a ser yo. Tan sólo habría bastado que, especialmente, mi madre o mi suegra, hubiesen reconocido en mi algún valor como madre.
Ahora, cuando otra mamá me habla de su suegra, sólo puedo decirle:
-Nuestr@s hij@s no son de nuestra propiedad (ya lo dijo Jibran) aunque, como madres y padres, tenemos derecho a decidir sobre ell@s, ya que son nuestra responsabilidad.

-Nuestra familia política no es de nuestra sangre, pero si nuestr@s hij@s. L@s abuel@s tiene derechos sobre sus nietos, especialmente en lo que afecto se refiere.

-Es importante recuperar nuestra vida en todos sus ámbitos (ya hablaré más adelante sobre ésto) y en el mayor porcentaje posible, recordando que, por encima de madres, somos mujeres y personas.

-Al igual que para mi es importante mi familia, también lo es para mi pareja la suya.

-La rivalidad está dentro de mi, no fuera. Las mujeres de mi entorno únicamente son un espejo en el que se refleja este conflicto interior.

-Por muchos regalos que le compren a mi hija, una madre es insustituible.

Con este post, además de expresar lo que he experimentado durante este tiempo, desde que Lucía nació, quiero reivindicar que todo tiene un proceso, que es importante respetar y que, por supuesto, no se puede privar a un@ niñ@ del cariño que su familia le profesa.
Como todo, es una etapa nueva de nuestra vida que nos ayuda a evolucionar, por lo que hay que vivirlo con paciencia y con humor. Y hoy puedo decir que nuestras familias son estupendas y valiosas, porque siempre están cuando las necesitamos y nos quieren incondicionalmente.



jueves, 20 de junio de 2013

RAZONES Y PORQUÉS

En este post, voy a comentar los principios en los que Fernando y yo nos hemos basado para criar a nuestra hija. Con ello, no pretendo sentar cátedra, ya que somos primerizos en todo, sino simplemente  compartir las creencias que nos han motivado a hacerlo de ese modo.

-Lactancia materna (siempre que puedas, ¡ja!, cómo si esto fuese la lotería o el deshoje de una margarita). Hasta dónde tengo conocimiento, la mujer es un mecanismo de una precisión perfecta para amamantar a sus hij@s. No creo que la lactancia sea algo fácil, y menos aún prolongarla, pero los beneficios y los momentos únicos que he compartido con mi hija, bien han valido el esfuerzo realizado. Más tarde, aprendí la diferencia entre las succiones nutritivas y no nutritivas y todas las emociones y sensaciones positivas que se trasmiten a través de la lactancia, lo cual suponía una motivación extra a la labor.

-Utiliza la teta de chupete. Afirmación absurda donde las haya. 
Fernando y yo decidimos prescindir de chupetes y biberones. Uno de los motivos, fue la prescripción facultativa para que no interfirieran en la lactancia, y otra que, de un hábito no adquirido, no hay que deshabituarse. La tercera razón es que yo fui usuaria de chupete hasta que lo perdí con ¡¡cinco años!!, y no deseaba un destete artificial tan tardío para Lucía.

-La leche artificial, esa gran fuente de nutrientes. Vamos que, en breve, nos la prescriben a tod@s por ser población de riesgo de raquitismo, beri-beri o escorbuto.
En relación a este aspecto, me gustaría comentar que, la semana pasada, asistí a una formación en lactancia para profesionales en un centro de salud. Todas las sanitarias que allí se encontraban, se declaraban partidarias de la lactancia, y me sorprendió sobremanera el comentario de una de ellas: "Defendemos la lactancia, y la recomendamos, pero no que sustituya ninguna comida". Vamos a ver si ponemos orden: la leche materna pierde toda su importancia (y se transforma en algo cuasi tóxico) a partir de los seis meses, porque no contiene hierro, pero la leche de continuación es perfecta. Si sustituimos la nuestra por esta mezcla, no problem. Perdonen, pero a mi esto me chirría por todas partes. Personalmente, los biberones de mañana y noche, se me antojan métodos de engorde. Y, por otro lado, si tod@s sabemos que la leche materna se caracteriza por su rápida asimilación, que alguien me explique como este líquido elemento puede sustituir a ninguna comida más allá de los doce meses, cuando un@ niñ@ no se va a conformar con llenar su estómago unos minutos, que es lo que va a tardar la leche en digerirse.

-Coman todos los mismo, por favor. Pues, eso, cuando comenzamos con la alimentación complementaria, no adoptamos la mágica rutina diaria de papillas de frutas y purés de verduras con carne o pescado. Optamos porque Lucía masticara y fuera probando los diferentes alimentos. Esto, claramente, alarma a l@s usuari@s de la rutina citada, pues las cantidades que un bebe mastica (y es capaz de hacerlo a la perfección con sus encías) son considerablemente menores que si se opta por (la mezcla de un plátano, una naranja, una pera y dos galletas pasados por) la batidora.

-La leche de vaca, esa gran (y única) fuente de calcio. De la que también hemos prescindido, y ese importante mineral lo obtenemos de otros alimentos, como las leches vegetales, los pescados, los cereales o los frutos secos. En la variedad está el gusto. La tan venerada leche de vaca aumenta la cantidad de moco, es incompatible con el ser humano, por lo que cada vez son más l@s niñ@s que presentan intolerancia a la lactosa, y lo que me resulta más gracioso es que se le atribuya el defecto al@ niñ@ en lugar de explicar que nuestro aparato digestivo no está preparado para asimilar los nutrientes de una especie diferente a la nuestra. Si no, también podríamos tomarnos la concha de la ostra o las virutas de un hierro.

-Colecho o mete a tu hij@ en tu cama y, en unos años, también tendrás que meter a su pareja (jajaja, me parto): nuestra cama de matrimonio es cama familiar desde que nació Lucía. Al principio, me daba miedo por sí la aplastábamos, pero el instinto actúa como protector. Más adelante, estamos tranquilos porque comenzó a quejarse si algo le molestaba. Optamos por el Colecho porque nos gusta dormir con nuestra hija, porque ella descansa fenomenal, porque percibo a cada momento si algo le ocurre y porque, cuando pasen los años, ella emigrará a su habitación y, lo que no hayamos dormido juntos los tres, no podremos recuperarlo. Además, a partir del sexto mes ha pasado noches difíciles con la dentición y, por propia supervivencia, no podía pasarme las noches de vigía. Además, como os he comentado, no somos usuarias de chupete, lo cual erige a mama como única fuente de consuelo.

Somos felices haciendo las cosas del modo en que las hacemos, no seguimos a ningún profesional, tan sólo a nuestro instinto teniendo en cuenta lo que Lucía demanda.

Y vosotr@s, ¿cómo queréis a vuestr@s peques?

martes, 18 de junio de 2013

LUCÍA, MI GUÍA

Desde que Lucía llegó a nuestras vidas, el rumbo de la mía adquirió una nueva dimensión (y la de Fernando también, pero de éso debería hablar él), y sentí que ya su dirección no dependía exclusivamente de mi. Es como si lo que yo decidía, tuviese que pasar un filtro, el de mi peque, para aprobar o no la iniciativa surgida.
Supongo que otras madres han sentido lo mismo. Poder disfrutar de mi hija las 24 horas del día desde hace casi quince meses, ha sido el mejor regalo que la vida podía darme, porque no es lo mismo experimentar con ella cada momento y progreso, ser la primera en escuchar sus balbuceos, en ver su sonrisa, en descubrir la expresión de la fuerza de sus músculos cuando consigue cambiar de posición,... que escucharlo de otras personas. Siento que la vivencia de estos acontecimientos no tiene precio, y me considero afortunada por haber sido la espectadora vip.

Pero, volviendo al tema de la dirección vital, decir que me encuentro en un momento importante y decisivo de mi existencia porque mi trayectoria profesional ya no está determinada por mi deseo de mayor o menor realización, sino por conciliarla con el cuidado de Lucía. 
Como tantas otras madres que navegan por la red, el nacimiento de mi hija ha cambiado el rumbo de mi vida, en definitiva, hacia dónde ella decida y, de momento, es hacia su acompañamiento, su sostén y apoyo en su desarrollo y crecimiento. Y, para mi, ésta es la mejor empresa que he podido llevar a cabo, en ninguna otra actividad me he sentido tan implicada como en mi maternidad, renunciando a mi misma (como dicen los místicos, "anulando el ego") cuando ha sido necesario y volviendo a recuperarme como persona y como mujer cuando mi hija, por los logros alcanzados, me lo ha permitido porque, por mucho colecho que practiquemos, por mucho que cojamos en brazos a nuestr@s hij@s, he de decir que, tarde o temprano, volarán. Ya hablaré más adelante del apego seguro y de los métodos de crianza que Fernando y yo, como padres y primerizos, hemos practicado y seguimos llevando a cabo.

De modo que, a día de hoy, debo decir doblemente: ¡Hágase tu voluntad (Lucía)!


viernes, 14 de junio de 2013

MI HIJA, L@ MEJOR

Mi hija es la mejor, LA MEJOR para mi, porque es el fruto de la unión de dos personas que se aman, porque es la expresión manifiesta de ese sentimiento, que se intensifica cada vez que la veo. También es la mejor porque la hemos esperado y recibido con los brazos abiertos, aceptándola absolutamente.

Pero no es la mejor por encima de las demás. Lo que siento por mi hija puede extenderse hacia la comprensión de lo que otras madres sienten por las suyas, sin supremacías.

L@s niñ@s son el futuro y, para mi, lo más valioso. De lo que "plantemos" en ell@s, dependerá no sólo el futuro, sino un nuevo mundo y una nueva sociedad.

Además, mi hija es LO MEJOR que me ha ocurrido, cada día doy gracias porque inunde mi vida de ilusión y de alegría, aunque las lecciones en ocasiones sean duras. De todo se aprende.

Y, siendo la mejor y lo mejor que tengo, yo también intento ser la mejor madre para ella, su sostén y apoyo siempre que lo necesite.

Vivan l@s niñ@s de todo el planeta!! 

Vivan tod@as las madres y todos los padres!!

jueves, 13 de junio de 2013

PARA CRIAR A UN@ NIÑ@, HACE FALTA UNA TRIBU

Y que verdad es.

Desde el embarazo, compartir mis sensaciones, sentimientos y momentos con otras mujeres que se encontraban en la misma situación, ha sido estupendo (no con aquellas que aprovechan la tesitura para hablarte de su experiencia). Ha supuesto recorrer parte del camino juntas, y digo parte, porque las circunstancias personales de cada una, así como las creencias, han determinado que la duración del encuentro sea más o menos dilatada.

Una vez nacida Lucía, ha resultado igualmente útil el contacto con asociaciones de lactancia y crianza, así como la participación en actividades con bebés, como el yoga para mamás y bebés, o los encuentros de fin de semana.

Porque, cada día más, encuentro que otras mamás me entienden, ayudan y apoyan más que mi pediatra o mi enfermera. Ellas saben buscar y encontrar soluciones a dificultades cotidianas, y su apoyo, como digo, es incondicional.

Considero que la "crianza en comunidad" es una de las mejores formas de criar y educar.  Ya se ha perdido, pero diferentes grupos están proliferando en esta dirección, y el enriquecimiento mutuo en este sentido es incuestionable.

A continuación os indico referencias de los grupos que me han ayudado en algún momento por si os puede venir bien contactar con ellos:

-Parlacta.
-Getalma.
-La Liga de la Leche.

LA ESPERANZA SIEMPRE ESTÁ PRESENTE

Durante esta semana no he tenido ganas de escribir porque el lunes nos dieron una noticia que, para mi, fue terrible: la displasia de cadera de Lucía había avanzado y era necesario colocarle un aparato.
El mundo se me vino encima, no podía imaginar a mi pequeña, portadora permanente de alegría y acción, limitada en su movimiento por un amasijo de hierros.

Lo primero fueron las formas del traumatólogo, ausente de tacto a la hora de informar. Salí de la consulta paralizada y, cuando pude reaccionar, me eché a llorar.
Estos días han sido especialmente duros para mi, pero más llevaderos por el apoyo recibido de nuestras familias, por supuesto, de Fernando hacia mi, y de nuestros amigos Eva y Yoan, Francisco y Arancha, Laura y Carol.

Mi temor y mi rabia proceden del hecho de que la displasia es de nacimiento, la pediatra del hospital ya la detectó el segundo día de vida, y no podía entender cómo habían esperado tanto, a que Lucía anduviese y, además, en verano.

Después de tanto llorar, estoy pensando que el aparato ha de ser nuestro amigo, pues va a solucionar el problema que Lucía presenta en este momento (que no es otro, por otro lado, que una rotación de la cadera que una carrera de danza clásica agradecería sobremanera), y así se lo tengo que plantear.

Lo que más me atenaza es el día en que salgamos de la ortopedia con el aparato colocado, y cómo se lo tomará mi pequeña. Como l@s niñ@s son supervivientes por naturaleza, seguramente lo lleve mejor que su mamá, que estará en todo momento apoyándola.

Un rayo de esperanza, además, ha inundado nuestras vidas, cuando ayer el acupuntor al que voy, nos dio buenas expectativas sobre la evolución del trastorno.

Por todo ello, intento que la ilusión haga sombra al miedo, y salgamos victoriosos de esta lucha, mirando al futuro con un rayo de sol como muestra esta foto de Lucía.


domingo, 9 de junio de 2013

TETICA RICA

Este post está dedicado a nuestr@s amig@s: Eva y Yoán, Francisco y Arancha, Javi y Marta, Blanca e Isaac. El título surgió de una de nuestras reuniones a las que, por supuesto, siempre ha asistido Lucía y, claro está, la teta ha sido dada y tomada allí donde nos encontráramos: un restaurante, una terraza, un centro comercial, una despedida de solteros, una boda, un juicio,...

En fin que, sin desmerecer los espacios de lactancia creados para tal fin, Lucía ha sido amamantada en cualquier espacio exterior o interior, porque no hay nada más hermoso que la imagen de una madre con su bebé en estas circunstancias.

Cuando me quedé embarazada, apenas sabía nada de lactancia; pensaba que ésta debía durar seis meses y, después, se continuaba con biberón.
Motivada por este desconocimiento, Fernando y yo acudimos a Parlacta, donde vimos a un niño mamar con más de doce meses pero, en ese momento, esa imagen no nos impactó. Cuando nació Lucía, comencé a asistir a las reuniones de Getalma, asociación de apoyo a la lactancia y la crianza con apego. Como no es lo mismo ver escenas similares antes de encontrarte en la situación que cuando ya estás en ella, me impresionó muchísimo ver a una mamá amamantar a su hija de 3-4 años y más aún oírle decir que hacía tándem; es decir, que, además, amamantaba a su hijo de un año.

En ese momento, desaparecieron los biberones de mi mente y, después, comencé a asimilar conceptos como baby-led-weaning.

No he sido partidaria de chupetes ni tetinas, en base a que, si no iniciábamos un vicio, luego no tendríamos que deshacer el camino recorrido (erróneamente).
Podíamos haber sucumbido a la toma del famoso suplemento porque, para la mayoría de l@s pediatras, la leche materna nunca es suficiente. Afortunadamente, nuestra enfermera siempre nos hablaba de suplementos con leche materna.

Si bien es cierto que sacar una lactancia adelante es un proceso muy duro, también lo es que se trata de una experiencia muy gratificante y maravillosa que, lógicamente, quién no opta por esta alimentación, se pierde.

Pero, ante todo, considero que la crianza ha de ser respetuosa, porque cada madre intenta hacer lo mejor por y para su peque (aunque sigo sin entender cómo un recién nacido puede mamar cada tres-cuatro horas, teniendo en cuenta que la leche materna se digiere con suma rapidez, y en unas dos horas máximo vuelve a ser necesario amamantar. Ah, sí, claro, será por el chupe, un sustituto del pezón; ahora lo entiendo: así, el bebé aguanta más. Entonces, no sé por qué se dice "utiliza la teta de chupete" cuando es al revés).

He disfrutado, y aún disfruto de la lactancia materna, es un mecanismo perfecto para la alimentación del propio bebé, de tu bebé, que proporciona a su organismo todas las sustancias imprescindibles para su supervivencia y desarrollo.

Lucía, a punto de cumplir 15 meses, continúa bebiendo oro líquido, y ambas estamos felices por este hecho. Cuando, en algún momento (pocos, la verdad), se ha encontrado malita, la teta ha obrado el milagro de la recuperación fortaleciendo su propio sistema defensivo, sin necesidad de recurrir a ningún medicamento o sustancia química.

Por tanto, me declaro defensora a ultranza de la lactancia materna, y de la prolongación de la misma hasta que el/la niñ@ y su madre decidan, pero el resto de opciones es merecedor, para mi, del mismo respeto. La mejor alternativa es la que la madre decida (y el padre, claro está, pero sobre todo ella, que es quién amamanta), puesto que su instinto le va a guiar hacia lo mejor para ella y su bebé de acuerdo a las circunstancias que a ambos rodean.

Por tanto, gracias a nuestr@s amig@s por apoyarnos y por no cuestionar ni criticar en ningún momento nuestra forma de crianza. Me quito el sombrero:

¡Va por ustedes!